La aceptación de uno mismo y de la propia realidad, sin intentar cambiar, controlar o estar quejándonos contínuamente, es una de las formas de acercarnos al verdadero bienestar personal.

Las cosas son como son y nunca son ni serán perfectas. Necesitamos abrirnos a la vida tal y como viene.

No necesitamos que salga el sol el domingo para tener una vida maravillosa. 

La vida es corta y es un desperdicio malgastarla haciendo cosas que no deseamos hacer. Las personas tenemos una gran capacidad para disfrutar de la vida, de hacer proyectos, de divertirnos… ¡y sobre todo de desarrollar nuestra propia esencia y poder ser nosotros mismo!

Cada uno de nosotros tenemos una fortaleza interior que podemos aprovechar para hacer cosas valiosas y maravillosas, por nosotros y por los demás, y disfrutar con ello.

El hecho de negar aquello que nos ocurre o intentar que las cosas vayan de otra manera, suele generarnos una lucha interna, y externa, que nos consume mucha energía, nos produce malestar y ansiedad, pudiendo llegar hasta desarrollarse en una depresión, cuando sentimos impotencia.

La ACEPTACIÓN es la clave para el cambio hacia bienestar personal. Carl Rogers, un prestigioso psicólogo humanista dijo que “La paradoja curiosa es que cuando me acepto tal y como soy entonces puedo cambiar”.

La propia aceptación hacia nosotros mismos es aquello en lo que tenemos que comenzar a trabajar en nuestro camino hacia el cambio. Pero además, también la aceptación de las circunstancias externas como algo que no puedo controlar, y la aceptación de los demás tal y como son. Dejemos de necesitar histéricamente que los demás sean de otra manera. Dejemos de intentar controlarnos a nosotros, a los demás y a las circunstancias. Y sobre todo, intentemos aceptar todo aquello que no podemos cambiar con una actitud positiva, sea lo que sea. Este es el camino hacia el bienestar personal y la aceptación de uno mismo y del mundo que le rodea.